SÉ TODOS LOS CUENTOS. De cómo la infancia nos escucha despotricar sobre el mundo en que vivimos.


Educar con esperanza. Sé todos los cuentos. Sobre cómo la infancia nos escucha despotricar sobre el mundo en que vivimos
Tanta noticia espeluznante en informativos y redes sociales, parece ideada por personas deseosas de hacernos creer que el único tipo de realidad es la violenta, corrupta, perversa, insegura. Y en semejante contexto, ¿cómo no sentir miedo?

“No crean todo lo que dicen los periodistas”


Eso señaló el periodista Gerardo Sotelo en el discurso del 23 de enero (minuto 22:15).
Y agrega: No digo que los periodistas digamos mentiras. Lo que digo es que las noticias y los asuntos que manejamos los periodistas no necesariamente tienen por objetivo la comprensión del mundo
Para conocer de verdad el mundo hay que estudiar y estudiar mucho, y eso lleva mucho tiempo y mucho esfuerzo. “El mundo real es muy diferente a lo que creemos, incluso el país lo es” señala en el minuto 21:29. 


La mayoría de las historias que se narran sobre nuestra sociedad hoy, actúan como cuentos que tapan, ahogan, duermen la esperanza. Cuentos que ensalzan la ilusión de un mundo terrible. Son historias parciales, fragmentos dolorosos de la vida social que, apoyadas con imágenes o testimonios, hacen parecer que esa es nuestra sociedad toda. 


Morbosamente se muestra el dolor, la corrupción, la muerte que algunos dan a otros, sin ofrecer voz ni visibilizar a los que hoy día viven y actúan para que eso cambie. Es el estilo “esto es así” en que cuentan la historia, lo que quita la esperanza. Tal estrategia de información logra que en nuestras creencias se geste esa frase lapidaria que mata a una comunidad: “sálvese quien pueda”.


El miedo al otro es una idea que se impone de fuera, sin tanta tecnología como la que utilizan en la película El origen. Y lo afirmo porque nuestro país siempre creó alternativas al dolor. Desde el éxodo a las ollas populares, fuimos un pueblo no histriónico y con esperanza. Un pueblo que encuentra caminos para transformar situaciones perversas. 


Siempre fuimos un pueblo cargado de esperanza, hasta ahora, en que los medios masivos nos relatan otra historia. (Y los relatos que nos hacemos forjan nuestra identidad)


No pasaría nada escuchar este relato lapidario sobre nuestra sociedad si no fuera porque se los pasamos a nuestros hijos. Dormimos a nuestros hijos con cuentos sin final feliz para nuestro país. Nos escuchan hablar a cada rato sobre ello. A cada rato la queja. A cada rato la idea de una sociedad acabada, insegura, corrupta. 


Los adultos, los que educamos, no mostramos a los niños aquellos elementos que dan paso a la esperanza; los que crean en el imaginario la oportunidad de cambiar.

La infancia a merced del miedo


Cuidar la infancia es una moda llena de frases estúpidas como los niños son el futuro de nuestro país. Oiremos esa frase muchas veces este año electoral, y quedaremos tan campantes. 


Pues tengo que decirte que ningún niño de hoy es el futuro de nuestro país. Decir eso oculta la realidad de nuestra infancia y de nuestra vida: 
Los niños son el Presente Perfecto de esta sociedad actual.
Viven ahora su infancia.

Ahora es cuando crean los relatos de su historia. Ahora, mientras juegan y nos escuchan hablar sobre “no llego a fin de mes” y todos los miedos que los adultos vivimos a diario. 


Dejémonos de preocuparnos por el futuro y protejamos de verdad el presente de su infancia. Cuando se mira al futuro, se quita la vista de la persona que uno tiene frente a sí. Esto es tan común que suena loco decirlo. Vivir para el futuro es pasarle nuestro estrés a la infancia de hoy.

Si no quieres seguir la moda de cuidar la infancia, tomátelo en serio.

Cuidar la infancia es:


  • Evitarle las pantallas mientras es pequeño, aunque les calme. Y la decisión es del adulto, no del niño (Puedes ver aquí algunos argumentos)
  • Evitarle escuchar verdades parciales, como las que escuchamos en las noticias. Los niños creen todo lo que nosotros decimos “tal cual” lo escuchan.
  • Tomarse en serio el presente del niño.
  • Generar la mayor cantidad de oportunidades para que exploren su cuerpo en el espacio (hamacas, giros, trepar, bicicleta, etc.)
  • Generar oportunidades para que descubra la mayor cantidad de tramas narrativas (historietas, chistes, cuentos, novelas que leerán juntos, dado que es la primer forma en que se disfrutan)
  • Generar oportunidades para que nos compartan sus descubrimientos, creaciones, juegos, etc.
  • Generar momentos donde se aburra de tener tanto tiempo sin nada que hacer. No tener miedo al “Me aburro” ni al “¿qué hago ahora? de un niño. Explorar el vacío de actividades ayuda a descubrir cuáles son los deseos y motivaciones reales, en lugar de taparla con objetos o tareas. La percepción de que hay tiempo en la vida y yo elijo qué hacer con él, se experimenta en momentos como estos.

León Felipe: Sé todos los cuentos


Les dejo este poema de León Felipe. Los cuentos de los que habla no son los literarios, sino los cuentos que nos apagan el alma.

Como él, como tú, me sé todos los cuentos.


Yo no sé muchas cosas, es verdad. 
Digo tan sólo lo que he visto. 
Y he visto: que la cuna del hombre la mecen con cuentos... 
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos... 
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos... 
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos... 
Y que el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos. 
Yo sé muy pocas cosas, es verdad. 
Pero me han dormido con todos los cuentos... 
Y sé todos los cuentos.
León Felipe

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