Cómo reconocer cuando la soberbia se cuela en nuestra vida


Ir y venir, de eso se trata aprender.
Así que, si te encuentras reflejada en alguno de estos 4 puntos, simplemente afina tu vida. No dediques tiempo a culparte ni busques a quien culpabilizar.
Toma el diapasón y afina las cuerdas de tu vida.


# 1: Soy sincera. Le dije lo que siento.


Las emociones no son buenas o malas en sí. Uno siente lo que siente. Y si una es capaz de reconocer el sentimiento que percibe en un momento, lleva gran parte del camino recorrido. Darse cuenta es un pilar en el conocimiento de sí mismo. 

Pero bajo esta postura de sinceridad, se esconden las injusticias más grandes.
Cuando se proporciona dolor a una persona diciéndole algo que en ese momento no puede recibir, no es ser sincero. Es ser cruel. O despistado. De todas formas, demuestra falta de empatía.

Creer que ser sincera es expresar siempre lo que sientes es un acto de soberbia. De alguna manera te creíste mejor


No sólo el hacer sino el modo de hacer es constituyente de nuestro Ser.


Por ejemplo, si eres una persona iracunda, tenderás a sentir mucha ira en varias oportunidades durante el día. ¿Acaso por ser sincera irás dando golpes a otros o diciendo lo primero que se te viene a la cabeza? Esa manera de entender la sinceridad condiciona la posibilidad de establecer vínculos sanos.

# 2: Siempre fui así, no puedo cambiar.


A veces las personas se jactan del "Siempre fui así". No puedo cambiar, creen. Y asumen como rasgo de su personalidad este vaivén emocional de marea alta, marea baja.

Bajo el lema:
  • Siempre fui así. 
  • Siempre tuve ese rasgo de "locura". 
andan por ahí lastimando a veces y haciéndose querer otras.
Casi que se enorgullecen de esta impronta. 

El siempre fui así tiene una base cierta. Ocurre que lo que sentimos surge independientemente de nuestra voluntad. Esto es así, para todos los seres humanos, no importa lo maduros que se muestren.
Uno no puede evitar sentir lo que siente. 

Pero la afirmación trae aparejada una conclusión equivocada: la creencia de inmutabilidad de lo cotidiano.  Se cuela cierto determinismo: como siempre fui así, seguiré siéndolo.


No puedes elegir lo que sientes, pero sí lo que harás con lo que sientes.


Fíjate si hoy estás ubicada en la conclusión seguiré siéndolo. 
Lleva a lugares de impotencia y culpabilización. Si lo que sientes ante lo que ocurre no te agrada, puedes elegir hacer algo diferente en lugar de estallar. Precisas aprender a prestar atención a ti misma. Sólo desde ese contacto contigo podrás elegir algo diferente.
Lo importante es: no tienes que seguir siendo igual que hasta hoy. Aunque el sentimiento sea similar, puedes elegir hacer algo diferente. Responder de diferente forma.

 

# 3: La calma es para los santos, no para gente como yo


Esta afirmación surge, por lo general, ante la posibilidad de cambiar algo en nuestra vida emocional.  Cuando nos piden o nos proponemos enfrentar el Siempre fui así, el miedo nos hace creer que perderemos nuestro lugar, capacidades, trabajo, etc. Que la (maldad, estupidez, incompetencia, dejación, etc.) de los otros, exige que seamos como somos.

Dejar de ser como uno es, es peligroso. Sólo los bobos -que no se dan cuenta- o los santos -en esa concepción de santidad como estupidez- serían capaces de cambiar algo de sí.

La parte verdadera de esta afirmación, es que pocas personas se toman el trabajo de aprender a utilizar sus emociones.

La parte falsa es creer que es para otros. Lleva a autoexcluirnos. Porque “eso” que ni sé de qué se trata, que intenté una vez y no pude, no es para mi. Nunca lo fue. No me educaron así.


  El miedo sólo se te quita buscando el origen del miedo. Y, aún con miedo, hazlo si crees que es sano para ti.


Imagínate que tu hijo de poco más de un año se da un golpazo intentando explorar la marcha. Lo natural es que él piense como tú: Caminar no es para mí. Y se quede gateando toda la vida. No está mal, puede ir de un lado a otro y es más seguro. Sólo que se pierde ciertos beneficios que trae el aprendizaje de erguirse y marchar.

Lo mismo pasa contigo. 

# 4: Sé de que hablo, lo leí la otra vez.


Lo errado de esta afirmación es muy sencillo de desenmascarar.
Leer sobre cómo se confecciona un vestido de novia y seguir paso a paso sus instrucciones, no nos hace hábiles para realizar tal confección. Menos si no hemos dedicado ni siquiera diez minutos de nuestro día a la costura. 
Pero no por ser absurda, tal costumbre se deja de lado.

Esta creencia afecta a los padres de un modo muy particular. Y, por extensión, afecta el vínculo con sus hijos.
  • Los padres observan en su hijo algo que desentona, que no es como los demás. 
  • Buscan en Internet de qué se trata y qué hay que hacer. 
  • Luego, siguen paso a paso lo que se indica y, 
  • Cuando los resultados no son lo esperado (o dieron resultado la primera vez y nunca más), desisten. 
  • No sólo se frustran sino que se enojan aún más con el niño porque es tan raro que ni siquiera se adapta a lo que dice Internet, los libros, revistas. 

La práctica hace al maestro.


La dimensión positiva de esta creencia es el reconocer que uno no sabe todo, que necesita seguir aprendiendo y buscando información.
La dimensión errada es creer que por leer, uno ya es experto en el tema.
Es similar a creer que aquel hijo (el que se cayó al intentar caminar), si lee todo el día sobre cómo colocar los pies y demás partes de su cuerpo, podrá marchar alguna vez.

Pistas para el autoconocimiento


Es necesario practicar el auto examen personal de forma permanente, ya que comprender nuestras propias debilidades es el camino que nos lleva a comprender a los demás. /.../La introspección crítica nos permite descentrarnos relativamente en relación con nosotros mismos, reconocer y juzgar nuestro egocentrismo.
Edgard Morín, 2001

La introspección es una herramienta, no un fin en sí mismo. Una herramienta que permite tomar conciencia. Esta conciencia de ti mismo, de tu manera de actuar, tu manera de percibir lo que te rodea, actúa como un lente a través del cual miras.
Cuando uno puede reconocer desde dónde "dice lo que dice" Y "siente lo que siente", puede avanzar con mayor libertad en esta subjetividad que se genera en los vínculos.

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