Vacaciones: cómo estimular a tu hijo cuando estás con "las manos en la masa"

Madre en obra. Juego. Niños. Tiempo
Época de vacaciones, tiempo libre y madres que aún trabajan en casa. 
He observado que la mayoría de los niños prefieren los juguetes donde puede inventar, transformar, explorar más que los que hacen todo por él.

Buscá en tu casa:
  • Trapos, ropa de adulto, cajas grandes y pequeñas para disfrazarse, jugar a roles, etc.
  • Lupas, frascos transparentes de plástico, pinzas, calderines, hojas engrapadas donde realizar dibujos y registros para investigar la naturaleza (si tienes patio, van al parque o al mar)
  • Palas, baldes, rastrillos, coladores viejos, envases que sirvan de moldes, para ir a la playa.
  • Masa, palotes, cortantes plásticos, moldes, para modelar.

Te daré ideas para disfrutar tiempo junto a tu hijo mientras juegan (o juega) con masa.
Antes, tienes que saber que no a todos los niños les gusta trabajar con textura húmedas y pegajosas, como es la masa. Pero si a él le agrada, puedes aprovechar esto y utilizarlo para colaborar en el desarrollo de sus potencialidades.

Movimiento, afecto y pensamiento.


Existe una relación íntima entre psiquismo y movimiento. 
Incluso el casi imperceptible movimiento de los dedos va generando experiencias. El desarrollo físico y psicomotor anuda, por así decirlo, la acción externa del niño con aspectos simbólicos e internos. 

Mientras explora y se mueve en el mundo, el niño va construyendo la representación interna del cuerpo y sus posibilidades de acción. 

Recuerda que desde finales del segundo año de vida y hasta los 6 años aproximadamente tu hijo va adquiriendo mayor dominio de los músculos de la muñeca y los dedos, lo cual le lleva a:
  • una prensión más fina y precisa, 
  • realizar cada vez más los movimientos voluntarios y controlados, 
  • mayor independencia de los segmentos motores particulares, 

Cuando le brindas oportunidades para realizar acciones manuales, favoreces esa maduración motriz. 

Quizá este argumento bastaría para invitarte a ofrecerle la oportunidad de modelar. Sin embargo, lo más rico no es lo motriz aislado, sino la experiencia social.
Muchas veces se da masa a los niños y se los deja solos. Si esta es la manera principal en que el niño entra en contacto con el material, es una actividad que termina aburriendo. La propuesta de masa es muy versátil y rica, si la sabemos aprovechar. 
Entre sus muchas posibilidades están:
  • Entretener 
  • Canalizar afectos (agresividad, por ejemplo) 
  • Enriquecer el vocabulario (texturas, creaciones) 
  • Realizar transformaciones (sobre el objeto, sobre sí mismo) 
  • Separar y unir (se puede unir lo "separado") 
  • Nociones temporales (primero, después, etc.) 
  • y más 
Por esto conviene que el adulto participe de la actividad. El aprendizaje es mayor cuando hay alguien a quien contar lo hecho. Alguien con quien reírse de lo que ocurre, con quien aprender nuevas maneras de hacer las cosas. 

Ideas sobre cómo intervenir.


Compartir la experiencia con tu hijo es lo que da el “toque” particular a este desarrollo. Porque mientras él actúa, tú -mediante el lenguaje- puedes dar sentido a su acción.

Este compartir puede ser:
  • sentándote junto a él y modelando tus objetos mientras él modela los suyos (sí, disfrutar jugando) o 
  • sentándolo cerca de donde tú estás, y participas desde "fuera" 
Pero conviene tener en cuenta que es en el contacto con otros, en la devolución que los otros le hacemos sobre sus acciones, que el niño va interiorizando progresivamente las percepciones que obtiene del ambiente.

Antes de hablar, observa cómo se vincula con el material y sabrás qué hacer en cada momento. Por ejemplo, te darás cuenta si el material genera rechazo (hay niños a los que no le agradan las texturas pegajosas), placer, indiferencia. Y cómo lo presentarás para ayudarle a transitar esa primeras experiencias desagradables.


Para intervenir, puede ayudarte:

  • Observar cómo coloca las manos para modelar. Cuando ya tiene manejo del material, amplía su experiencia enseñándole a hacer formas únicamente con las manos (sin utilizar utensilios): caracoles, pelotas, torneados, etc. 
  • El hacer una pelota, por ejemplo, exige una tensión y movimientos que no resultan sencillos para un niño pequeño. Si te observa cómo lo haces, puede aprender a hacerlo.
  • Con los objetos modelados puedes jugar como si fueran personajes, inventar historias. 
  • Nombrar las acciones que realiza mientras modela. De esta manera irá conociendo nuevo vocabulario o ampliando las posibilidades de las palabras que ya conoce. 
  • Enséñale a utilizar las manos: pellizcar, trozar, apretar, alisar… Hazlo tú y él te imitará. Estas cosas, además de ejercitar la prensión, favorecen la coordinación óculo-manual. 
  • Invítale a trozar la masa en muchos pedacitos y juntarla luego adhiriéndola a un trozo de masa. El romper y unir, que posibilita este material, es una forma de juegos de equilibrio. Juegos que permiten simbolizar, poner una cosa en lugar de otra (para decirlo muy fácilmente), e ir elaborando procesos internos, darles significados diferentes.. 
  • Si tu hijo es más grande o está acostumbrado a trabajar con el material, puedes introducir fichas para que realice objetos. Interpretar fichas es otra manera de estimular su desarrollo, pero esta vez desde estrategias utilizadas en lectura. Por ejemplo: 
    • Interpretar y seguir secuencias 
    • Anticipar lo que dice de acuerdo a la imagen de la ficha 

No olvides que para que el material sea estimulante, además de divertido, debe haber interacción social.

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