Estimulación temprana, ¿cómo y para quién se recomienda?

estimulación madre acompaña a hija
(Foto www-morguefile.com)
Está de moda la estimulación temprana y, junto a ella, el consumo de objetos para llevarla adelante. Pero la estimulación es una cosa tan vieja como el ser humano. Quizá se la llamaba de otra manera o no tenía nombre. Quizá unas veces se realizó con más acierto que otras. Pero de ese intentar "hacer que alguien quiera hacer algo" se nutre la creación de vínculos humanos.

Una definición surge de interpretaciones parciales


Entendiendo que el ser humano no es únicamente un ser biológico, cada vez que un bebé interactúa con su medio (físico, humano, etc.), recibe estímulos. Ante ellos, despliega estrategias que le permiten desarrollar progresivamente las funciones de lenguaje, memoria, atención. El niño va practicando e integrando diversas potencialidades.

Desde el siglo pasado surge la tendencia de promover la estimulación temprana para acompañar el tránsito de los niños durante los primeros años de vida. El asunto es que hay muchas definiciones de estimulación temprana que fueron formuladas para niños que poseen dificultades. Si las tomas en cuenta, estarás sobreexcitando a tu hijo y eso no es sano.

Por ejemplo, en el caso de niños con dificultades motoras (o de otro tipo), diagnosticadas por el pediatra -quien recomienda reeducación-, la estimulación puede ser necesaria a través de una definición como la extraída de esta página web sobre infancia:

conjunto de medios, técnicas, y actividades con base científica y aplicada en forma sistémica y secuencial que se emplea en niños desde su nacimiento hasta los seis años, con el objetivo de desarrollar al máximo sus capacidades cognitivas, físicas y psíquicas, permite también, evitar estados no deseados en el desarrollo y ayudar a los padres, con eficacia y autonomía, en el cuidado y desarrollo del infante. Esta definición es de Orlando Terré, (2002), 


Este autor es considerado una de las voces más actuales en torno a la comprensión de la Educación Inclusiva y a la atención a la diversidad.

Utilizar esa definición para hablar sobre niños que no posean esa problemática, como lo hacen en ese sitio, genera confusiones a los padres. Parecería que todos los niños precisaran reeducación. Que los niños no pudieran desplegar al máximo su ser en condiciones adecuadas de afectividad y vínculo.
Llamo la atención sobre esto porque asimilaciones de ese tipo fomentan la idea que la mayoría de los niños tienen problemas, cosa que es absurda.

Estimulación temprana ¿qué?, ¿cómo?


Entonces, a no dejarse intimidar por las definiciones de los especialistas. Sigue la lógica de tu corazón. O – si precisas definiciones- guíate por las que se basan en el vínculo humano, como la de  Ma. del Carmen Ordóñez Legarda, Alfredo Tinajero Miketta:
“La estimulación temprana hace uso de experiencias significativas en las que intervienen los sentidos, la percepción y el gozo de la exploración, el descubrimiento, el autocontrol, el juego y la expresión artística. Su finalidad es desarrollar la inteligencia, pero sin dejar de reconocer la importancia de unos vínculos afectivos sólidos y una personalidad segura. Un aspecto a destacar es que, al menos en la mayoría de las propuestas de estimulación temprana, el niño es quien genera, modifica, demanda y construye sus experiencias, de acuerdo con sus intereses” (En: “Estimulación temprana. Inteligencia emocional y cognitiva”,”)

Los objetos para estimular no son lo importante. Es la calidad del vínculo que establezcas con tu hijo lo que favorecerá el proceso de desarrollo. Las intervenciones que realices junto a él darán sentido a sus experiencias. Ten presente que una intervención puede ser esperar observando cómo el niño se desenvuelve del apuro y ayudarlo si ves que no puede solo o se pone en peligro.
Al intervenir en lo cotidiano, estamos enseñando.

Son nuestras actitudes las que hacen la diferencia. Por ejemplo, como en uno de sus libros señala Laura Pitluck, ante el deseo de un niño de resolver un puzzle que le han regalado (u otra dificultad que el niño enfrente), podemos tener diferentesactitudes:
  • Llevarle nosotros la mano para que lo haga.
  • Dejarlo que lo haga solo y como pueda.
  • Estar junto a él y ayudarle si en algún momento percibimos que lo necesita.
Esta tercera actitud de intervención es como decirle al niño
“Acá estoy, para acompañarte en tus emprendimientos y ayudarte si me necesitas”.

Comentarios