Cómo actuar ante las preguntas de los hijos pequeños

Tanto el tipo de preguntas como la intención al hacerlas, van cambiando con la edad del niño. Aún así, cuando nuestro hijo nos pregunta es necesario que tengamos en cuenta por lo menos dos aspectos:


1.- Los niños preguntan para conversar sobre lo que observan.


No buscan una respuesta que finalice la conversación. Lo hacen como una manera de introducir el tema que les genera curiosidad. Como su vocabulario aún es limitado, el estilo de sus preguntas también lo será.
El recurso de las preguntas también es común entre los adultos; lo usamos para comenzar a hablar ciertos temas. Pero si nuestro interlocutor nos da una cátedra de sabiduría como respuesta, se desinfla el deseo de explorar, divagar, pensar junto a él. 

Claro que la pregunta siempre busca obtener información, pero la información no debería ir en contra de la posibilidad de conversar.


2.- Teniendo en cuenta lo anterior: es necesario acotar y/o postergar la información.


Esto puede sonar absurdo pues vivimos inmersos en una cotidianidad donde la información está sobrevalorada. Pero la información sin tener la formación adecuada, puede acabar con la curiosidad.


Qué hacer cuando un hijo nos pregunta


Cuando recibas una pregunta, tené en cuenta la edad de tu hijo. Si es adolescente y está preparando un trabajo para el liceo, la necesidad de información será diferente que si tiene 3 o 4 años y observa algo que le llama la atención. Pero siguiendo con la hipótesis que la pregunta invita a conversar, conviene:
1.- Escuchar la pregunta e interesarnos por el tema.

No siempre estamos con la misma disponibilidad de atención, pero escuchar es lo principal. Una vez que sepamos qué pregunta, lo que sigue es responder SÓLO lo que nos pregunta.

2.- Ampliar su campo de visión, idear otras preguntas, alentar su curiosidad.


Parece que fuera en contra de lo anterior y no es así. Se trata de bailar al ritmo de nuestros hijos, no al de nuestra idea sobre lo que hay que hacer a cada edad.
En el artículo "Los por qué de nuestros hijos" amplío este aspecto. Se trata de:
  • responder puntualmente lo que preguntan cuando no tienen datos sobre los que puedan explorar. 
  • ayudarles a hacerse más preguntas cuando pueden explorar más. Esto nos ayuda a conocer por dónde andan sus ideas y explicaciones sobre cómo funciona el mundo.

3.- Acercar información que permita seguir con la investigación.




Recién después (y este "después" no tiene por qué ser el mismo día) que el niño exploró, se acerca información "científica". Esta información no como verdades absolutas sino que de pie para otras preguntas.

Las preguntas también educan


Como habla el enlace del título, las preguntas son un excelente instrumento en la educación formal, y también lo son en la educación que damos en casa. Uno puede acompañar a diario la curiosidad infantil, pues cotidianamente surgen muchas situaciones que a los niños les asombran. Las conversaciones de los niños denotan gran capacidad de observación e interpretación sobre la realidad. Lo digo tanto por lo que observé en mi casa como en el jardín de infantes donde trabajo. Esto no indica que sus ideas sean acertadas (desde un punto de vista del conocimiento científico), pero sí que sus observaciones y habilidades de argumentación están muy bien encaminadas.
Aprovechar las preguntas para escuchar y hablar con ellos, entre otras cosas permite que tu hijo:
  • Ejercite microhabilidades orales como la de ceder la palabra, retomar datos que dio el otro orador, etc.
  • Incremente su vocabulario.
  • Agudice su observación.
  • Ejercite la capacidad de argumentación.

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