Para poder transformar esta realidad de “no tengo tiempo
para nada” que vivimos las madres, primero cada una debe descubrir cómo es
que sucede esto.
Ojo que no dije por qué, sino cómo. ¿Cómo es que te quedas sin
tiempo? 
En este artículo te propongo herramientas que permiten
descubrir cómo se produce tu “no tengo tiempo” de hoy. 
Una vez que descubras
esto, puedes tomar decisiones al respecto.
¿Cómo utilizas tu tiempo? Claves para darte cuenta.
Te animo que tomes contacto con la manera en que
desaparece el tiempo en tu vida cotidiana. 
Porque si bien la sensación de
no tener tiempo es generalizada a muchas personas, cada
una lo pierde de una manera particular.
Antes de comenzar la actividad, elige un momento (de por lo
menos 15 minutos) y un lugar donde realizarlo. No se trata sólo
que no te interrumpan, sino que encuentres cierto resguardo que te genere intimidad. Necesitas
dedicar un tiempo y un espacio para que esto te funcione.
Abajo hay un cuadro. Lo puedes hacer en una hoja cualquiera. 
Más adelante está la explicación sobre cómo completarlo.
Completa las tres columnas
- En la primera columna, realiza desde que te levantas hasta que te acuestas. Lo mejor es que no pienses en el siguiente paso hasta que hayas terminado de completar el primer cuadro.
- Una vez que tengas esto -y sólo después- indica si eso que has hecho es una actividad urgente (U), necesaria (N) o importante (I). Para ello, escribe junto a la actividad la letra inicial de lo que corresponde. No pienses en esto mientras realizas la lista de la columna 1 o condicionarás la selección. Acuérdate que esto es para ti. No te hagas trampas al solitario.
- Cuando termines la segunda columna, indica si la actividad es delegable, no delegable o postergable.
Para que sea
más claro tu panorama, puedes hacer este ejercicio diferentes días durante una semana.
Esta actividad te ayuda a reconocer qué haces.
El cuadro pone en papel no sólo lo que haces sino
la importancia que das a lo que haces. 
No siempre nos damos cuenta de cuáles
son las tareas que priorizamos, y menos cuando estamos inmersos en el apuro de
llegar al jardín de infantes y después al trabajo y...  Sin embargo, dado que el día tiene la misma
cantidad de horas para todos los seres humanos, si quieres tener tiempo conviene
que tomes contacto con la suma de acciones que haces a lo largo del día.
Este instrumento te ayudará a darte cuenta de cómo utilizas
tu cotidianidad.
Por ejemplo, quizá descubras que haces muchas cosas necesarias
pero que son delegables. Y argumentes "Porque ¿quién lo va a hacer, si vivo
sola?"  Y con el bendito "porque" explica-todo, damos
por hecho que esa realidad es inmodificable. 
Lo cierto es que nada es inmodificable.
Que vivas sola no quiere decir
que no puedas crear una red de apoyo.  
Las madres solas tendemos a asumir todo "solas"
argumentando que estamos solas. Y es un ciclo perverso y sin salida, así
que no lo pienses ni analices. 
¿Quieres que no sea así? Quiebra el círculo. Anímate a observar cómo es que llegaste a
 creer que que todo lo debes hacer tú. Y anímate a imaginar qué cosas 
podría hacer otra persona. 
Vivir sin pareja o sin familiares cercanos, no indica que no
puedas construir una red de contención (por si no sabes de qué hablo, crearé un
artículo sobre el tema).
Aunque vivas sola, hay gente que puede ayudarte.
Hay cosas que podemos delegar en otros si las pedimos adecuadamente.
Pero necesitas cambiar la cabeza. Dejar de creer que ser madre sola significa
educar en soledad.  Vuelve al cuadro para
analizar lo que anotaste.
¿Cómo ocurre tu "no tengo tiempo"?
- ¿Es por una situación externa? (del trabajo, por ejemplo, porque te piden más cosas de las que puedes realizar durante el tiempo laboral del que dispones).
- ¿Es por algo que ocurre en ti, en tu interioridad? (estás preocupada, angustiada, y las cosas te llevan más tiempo que el que te llevarían normalmente; no rindes como siempre).
- ¿Por exigencias del estilo "deberías poder" con esto? (Aquello de, si fuiste tan tonta para ser madre sola, arréglatelas sola)
Por si te pasa esto último, voy a compartir una frase de un
libro que me resultó maravilloso: Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa
Pinkola Estés 
"Hay un momento en nuestra vida, por lo general al llegar la mediana edad, en que una mujer tiene que tomar una decisión, posiblemente la decisión psíquica más importante de su vida futura, y es la de sentirse amargada o no."
Si deseas cambiar tu vida, no hagas lo que haces siempre
¡Ojo! Que no se trata de salir corriendo hacia las puertas
de la libertad, abandonando todo. 
Tienes que ver, sentir, discernir. Luego decidirás,
en base a quien eres hoy, los pasos que harán posible tu cambio. 
Si te apuras en la decisión, si dejas lo que te molesta y sales a lo loco, puede ser que le aciertes. O, lo más probable, que te equivoques. Y en este caso,
por mínima que sea, una decisión equivocada en un proceso de cambio bastará para justificarte que “no se puede”.
Entonces, a hacer las cosas con cabeza de adulto e impulso
de niño:
- Tómate tiempo para observarte. Esto es clave para discernir. Puedes aprovechar este tiempo de descanso que se acerca y darte cada día un rato para discernir.
- Planifica. Si el campo que necesitas cambios es el laboral, por ejemplo, prevé:
- ¿Cómo te sostendrás si renuncias al trabajo? ¿Tienes otra fuente de ingreso? ¿Puedes plantear alternativas a tu jefe o no?
- ¿Cuentas con ahorros para sostenerte? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Tienes la costumbre de gastar más de lo que ganas? ¿Tienes gastos mensuales fijos? (un alquiler, por ejemplo)
- Cuando tengas clara tu realidad, comienza a organizar qué cambios harás de aquí a 15 días, a un mes, a un año.
- Comparte con alguien que sepa escuchar y pueda ayudarte en el proceso de cambio. No se trata de encontrar quien te indique qué hacer, sino que te ayude a ver. La decisión y la asunción de los efectos, es tuya.
Esto último es realmente importante: si la decisión
–cualquier decisión que lleve a transformar tu vida- “no puede” ser compartida con una persona de confianza, sospecha de esa decisión. 
Yo te aconsejaría que medites muy bien antes de hacer cambios a lo loco. Más
si tienes niños a cargo. Y esto no quiere decir que no puedas, incluso, cambiar
de trabajo. 
Pero todo con calma. Siguiendo al corazón y no impulsada por el
miedo o el agotamiento.
Para finalizar
MadreEnObra, tienes que saber que guardar secretos es
positivo en algunos casos. En otros, es destructivo.
Comparte lo que sientes y
piensas con una persona en quien confíes. Hazlo durante todo el proceso. Habla
–de vez en cuando- con un testigo, alguien que pueda acompañarte en este
proceso de cambio. 
Hablar con otra persona, dejarnos acompañar, no quiere decir
no tomar una decisión que -quizá- llevará cambios drásticos y positivos para nuestra vida. Pero, para
que salga bien, tienes que ir paso a paso, confiando, y escuchando
tu cuerpo. (Si no tienes costumbre de escucharlo, comienza a ejercitarte
escuchando tu respiración, percibiendo si tu corazón se acelera o está calmo y confiado)
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Gracias.


hoy este articulo me vino muy bien , llego la hora de sentarme para ver como me doy tiempo para mi
ResponderEliminarQué bueno!! Me alegra haber podido ayudarte
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